Trinidad


Sus más de cinco siglos de vida hacen que recorrer sus calles sea como sentirse dentro de un museo gigante.


Cuando Diego Velázquez, allá por 1514, fundó Trinidad seguramente no esperaba que fuera a convertirse en una de las ciudades más bellas de Cuba.
Trinidad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988. La ciudad posee uno de los complejos arquitectónicos más hermosos y mejor conservados de América y es reconocida como la Ciudad Museo del Mar Caribe.
El gran patrimonio arquitectónico colonial que la compone es de los siglos XVIII y XIX, entre el que destacan sus estrechas calles adoquinadas, sus preciosos edificios restaurados, sus majestuosas iglesias y sus fantásticos patios que le otorgan esa atmósfera típicamente colonial.
La riqueza patrimonial de Trinidad se debe a la expansión económica en la industria azucarera que llevó a cabo la aristocracia y las famosas familias Iznaga, Borrell y Brunel. Entre las obras más destacadas se encuentra la Iglesia Parroquial de la Santísima Trinidad, que fue construida entre los años 1817 y 1892, con una demora de 75 años en su construcción, lo que provocó que se siguieran distintos estilos como el neoclásico, el griego y las propias tendencias del siglo XIX, el Palacio Brunet y la Casa Templo de Yemayá, donde se halla un altar dedicado a la divinidad del mar.
Otro de los atractivos característicos de Trinidad es la Torre del Campanario del Convento de San Francisco de Asís, desde donde se tiene una espectacular vista de la ciudad y es punto clásico para fotografías.

La ciudad tiene también gran cantidad de plazas y plazoletas como la Plazoleta Las Tres Palmitas o la Plaza de Santa Ana. La última se encuentra situada en el centro histórico, a 500 metros de la Plaza Mayor. La Plaza Mayor de Trinidad fue punto de partida de la restauración en los años ‘80 y es donde se localiza la estatua de Terpsícore, musa de la danza y la música.
En el Palacio Brunet está el Museo Romántico, situado en el corazón del casco histórico de Trinidad, en un lateral de la Plaza Mayor, y es el primer museo, inaugurado en el año 1973. El edificio es uno de los palacios más bellos de Cuba, antiguamente perteneciente al Conde Brunet, un adinerado criollo que terminó de construir el edificio en 1808. Se distingue por su patio andaluz, que en aquella época fue considerado como el más bello del país caribeño y se caracteriza por la mezcla entre los estilos mudéjar y neoclásico. El museo posee una valiosa colección de objetos pertenecientes al siglo XIX.

PENINSULA ANCON
Ubicada a solo 11 kilómetros de la ciudad de Trinidad, Playa Ancón ofrece un lugar soñado que es postal de las espectaculares playas cubanas. Con varios puntos donde se puede practicar buceo y otros deportes náuticos, además de amplios espacios con sombrillas y servicios de hoteles y zonas totalmente libres.

LA NOCHE
La ciudad tiene una gran actividad y ofertas nocturnas. Gran número de restaurantes y bares acogen a quienes la recorren con muy buena oferta gastronómica y los lugareños recorren el lugar dando gran colorido a la ciudad.
Es extraño ver la gente reunida en algunos puntos especiales de la ciudad y es porque en esos lugares existe conexión a Internet y obra de lugares de reunión.
La ciudad es recorrida con autos clásicos de los ‘50 y ‘60 aunque también se puede encontrar alguna Harley-Davidson por sus calles.
En su cultura se suman los talentos musicales del territorio, que han contribuido de manera significativa a la música cubana, así como los artístas callejeros que sorprendentes con espectáculos de danzas y rituales para asombro de los transeúntes.
Las ferias y locales en las áreas del centro histórico ofrecen una gran cantidad de artesanías como tejidos de fibra, sombreros, pinturas y obras de alfarería cuyos orígenes, en Trinidad, se remontan a mediados del siglo XIX y hoy exhiben hermosas piezas en barro cocido que pueden ser adquiridas a los artistas.