Los polacos de Acapulco



Cada semana, y durante todo el año, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, oficialmente Aeropuerto Internacional Benito Juárez, recibe alegres grupos de viajeros llegados del mar Báltico, en la Europa Oriental. ¡Vienen de Polonia! De las ciudades de Varsovia, de Lòdz, de Breslavia, de Cracovia. Aunque también de Lituania, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Canadá y la Argentina, donde residen muchos polacos y descendientes de polacos. Esta es apenas una parada, pues se dirigen ansiosos hacia el sur, a la turística Acapulco de Juárez, en el estado mexicano de Guerrero, un balneario en la costa del Pacífico que se ubica en una gran bahía bordeada de edificios de muchos pisos y las montañas de la Sierra Madre del Sur. Famosísimo gracias al jet set en los años 1950 y 1960, y reconocido por su intensa vida nocturna, las playas y ese icónico acantilado de La Quebrada, donde los clavadistas se lanzan desde 40 metros para sumergirse en las aguas del océano.

La diversión está en el hotel

De la arquitectura medieval y la tranquilidad polaca, eligen para vacacionar estos paisajes y se alojan prácticamente sin excepción en el destacado Hotel Elcano, estratégicamente ubicado en la Zona Dorada de Acapulco. Todas las habitaciones poseen vista directa al mar, al igual que los bares, restaurantes y piscinas, con acceso directo a la playa. Los servicios incluyen estacionamiento gratuito, cortesía de Internet de alta velocidad, gimnasio/sala de entrenamiento, salones de relax, guardería, centro de negocios con acceso a Internet. Cortinas blackout en la totalidad de las habitaciones, aire acondicionado, baño adicional, escritorio, TV por cable/satélite, camas extra largas, suite nupcial, habitaciones para no fumadores, suites, habitaciones para familias. Los felices huéspedes europeos casi ni salen del magnífico all inclusive de gastronomía, entretenimiento y diversión permanente. Cantan, bailan, ríen. Cada tanto bajan a la playa sin advertir que aumentan todo el tiempo el hechizo, el mito del lugar.

Soberanos, construyen su propio paraíso y vaya si lo logran. Es que aquí no es necesario inventar nada. El aire internacional del Hotel Elcano da vida al balneario, siendo un integrante destacado de la cultura local. Los pasajeros regresan un año tras otro y aprovechan sus atractivos. Aficionados al buen comer, la cocina acapulqueña no los encontrará distraídos. Pescados a la talla, calamares rellenos, tamales de pescado con hibertas, pulpos en vinagre, almejas con chorizo, el famoso coctel de mariscos, completo deleite de exquisitos sabores y una costumbre propia de la hermosa ciudad.

Resulta inevitable señalar la excelente atención dispensada por el personal del complejo. Desde las recepcionistas hasta su director general, una disposición a pura cortesía. No deben soslayarse los agradecimientos aun en las notas periodísticas. A reservar entonces con bastante antelación, pues los apasionados polacos ya están volando hacia México.