Mercedes-Benz 300 SL
Construir es un arte; un edificio, una joya, un reloj, un auto…
“Si le sobran unos pesos cómprese un auto, ahí adentro va la vida…”.
Y vaya si la vida de Fangio transcurrió dentro de un auto, no?
Tal vez le sobren unos cuantos dólares y ni aún así pueda tenerlo.
O tal vez no le sobren esos dólares e igual pueda disfrutarlo.
Así son los autos clásicos. Ud. puede tener el dinero para comprar
uno, pero si no consigue quién se lo venda nunca lo tendrá.
Algo hace que sean diferentes. ¿Por qué será? ¿Porque todo tiempo
pasado fue mejor? Otros tal vez piensen que lo mejor está por venir…
Construir es un arte; un edificio, una joya, un reloj, un auto…
Una vez puesto en el mundo es de todos nosotros.
Privilegiado el que lo tiene inscripto a su nombre; tiene la llave, puede
usarlo cuando quiera.
Pero también lo disfrutan quienes pueden verlo, en un museo o mejor
en una calle o una ruta.
Dentro de los atributos que hacen distinto a un auto está también su
dueño. A veces ese precio se paga; otras veces no.
Pero cómo no imaginar qué hizo esa leyenda del volante al mando de
este Mercedes-Benz 300 SL, si sus logros deportivos están a nuestra
consideración en cuanto medio de comunicación tengamos a nuestro
alcance.
Seguramente, sobre este coche en particular, habrá conducido con la
mayor prudencia, respetando todas las normas de tránsito y muchas
veces “por el carril derecho para ir más rápido…”
Quizás alguna que otra vez lo haya llevado a 250 km/h, aunque no
hay pruebas sobre ello.
Según cuenta la historia* este Mercedes 300 SL le
fue obsequiado por la empresa alemana a Fangio en
1958, en una muestra en el Hotel The Dorchester de
Londres.
Según cuenta el mismo Barragán, en nuestro país había sólo
un mecánico, de apellido Batocletti, a cargo del mantenimiento
del auto. Como no podía ser de otra manera, en 1963
enviaron a ese joven a Alemania a capacitarse. Un privilegiado,
sin duda, y tal vez haya tenido en mente muchas veces la
frase del chueco “las carreras se ganan en el taller”.
En 2008 hice mi primer viaje a Stuttgart, como invitado a la
reunión mundial de presidentes de clubes Mercedes-Benz.
Conocí muchas dependencias en origen de la marca. Ese joven
se debe haber sentido como -no sé- un músico afinando
sus instrumentos en Viena.
Siguiendo el relato de nuestra fuente, la 300 SL corrió dos
veces las Mil Millas Sport de Argentina. Luego, con criterio
de prudencia, nunca más fue expuesta al riesgo de circular
por la ruta.
El 300 SL es un roadster que puede usarse con techo de lona
rebatible o con techo duro de aluminio -en este caso particular-,
modalidad que Mercedes conservó hasta el modelo
R129, fabricado hasta fines del siglo XX.
* En palabras del Ing. Luis Barragán
Es mundialmente conocida también su hermana, la Gullwing o
“alas de gaviota”.
Con motor seis cilindros en línea es un exponente del más puro
estilo de la casa de Stuttgart.
A tal punto que, recientemente, se lanzaron modelos modernos
siglo XXI reeditando aquellos éxitos de los años ’50.
Los Safety Car que usa la Fórmula Uno son, desde hace varios años,
derivados de esos históricos modelos.
La 300 SL de Fangio está conservada como vino de Europa. Se rechazaron, por ejemplo,
ofrecimientos del Classic Center para restaurar el tapizado. En esa verdadera
clínica de automóviles clásicos cualquiera puede llevar su coche antiguo y retirarlo
como si fuera cero kilómetro, haciendo un verdadero viaje en la máquina del tiempo.
Esta 300 SL era de Fangio pero, como buena obra artística,
es de todos nosotros. Sólo hay que pagar una
entrada en el museo de Balcarce, República Argentina,
para ser dueño también por un ratito…